jueves, 17 de noviembre de 2011

La vigencia de los sueños de Arbenz por la construcción de nuestra verdadera Independencia.

Hoy con unos pasos adentro de una crisis del sistema global capitalista, la reconfiguración de los aparatos de poder hegemónico nacional e internacional nos exigen  hacer un alto, idear hoy más que nunca de una forma creativa de transitar en este nuevo escenario adverso para los pueblos, es una tarea insoslayable.

El sistema capitalista lucha por no morir y en su pelea por imponerse, una gran carrera armamentista  toma impulso alrededor del  mundo. Guatemala ejemplifica sin duda esa lucha de lo viejo por  lo nuevo, de lo nacional contra lo extranjero, de lo conservador o  lo revolucionario.

Si la revolución del 44 significó una ruptura abrupta entre lo conservador y lo recalcitrante, la contra revolución del 54 no significó tirar por la ventana  los avances de la primavera democrática guatemalteca1. Lo cierto es que la intervención auspiciada por los Estados Unidos truncó el proceso de independencia económica hasta la fecha y sentó las bases para la entrega nacional de nuestros bienes naturales al extranjero.
Maria Vilanova Castro y Jacobo Arbenz Guzmán al comienzo de sus vida juntos.